sábado, 21 de diciembre de 2013

16.- Apellidos castellanos en España. Otra historia de la Reconquista.

Las genealogías son siempre entretenidas. Puede que sean la base de la literatura. Pero además puede ser muy informativas. Sobre todo la genealogía de los datos y la información. En general, tan valiosos son los datos como saber quién los proporciona.

Un buen contraste para valorar las genealogías son las geografías. Unas y otras deben mostrar cierta congruencia, es decir, deben contar la misma historia. Si no es así, es que algo falla. 


Por ejemplo, del apellido Cid,encuentro una página de heráldica con las siguientes tonterías:

Antiguo apellido, bastante frecuente y repartido por España, con principales asientos en Orense, Madrid y Barcelona, y notable presencia en Pontevedra, Sevilla, etc. El apellido procede, en gran parte, de nombres personales alusivos al héroe medieval castellano, Rodrígio Díaz de Vivar, el Cid campeador, a quienes los moros dieron el título de Sayyid "mi Señor"... 

blablabla...



Y esta relación entre el apellido Cid y el Campeador se encuentra incluso en la wikipedia: 

Cid es un apellido de origen español. Se le encuentra en España y también, aunque poco extendido, en países de Latinoamérica.  La palabra "cid" (del árabe dialectal سيد sīdi, 'señor') fue utilizada para apodar a Rodrigo Díaz de Vivar, personaje histórico en cuyas hazañas se basa el Cantar de mio Cid.

Pero no. Cid es un apellido de Ourense y no tiene nada que ver con Ruy Díaz de Vivar. INEbase lo deja bien claro. 

    

Además, seguramente el apellido no es CID, sino CIZ, pues en gallego no es propia la terminación en -D -tomad o moved se dice tomade o movede- pero sí lo son los nombres terminados en -IZ, pj: Beariz o Allariz, ambos en Ourense y en la zona donde se concentra este apellido. Probablemente la confusión de Ciz a Cid es otro de esos penosos ejemplos de inmersión forzada, en este caso, de la castellanización lingüística y mental de lo galaico.

La Heráldica se dedica a hacer escudos y a ennoblecer los apellidos, es decir, a halagar la vanidad de la gente. Es parecido a lo que hace la RAE, la Real Academia Española de la Lengua (castellana, porque al parecer las otras no son españolas), que en vez de estudiarla, como sabéis, prefiere limpiar, fijar y dar esplendor, o sea, que utiliza la lengua para lamer culos, convirtiendo al castellano en un blasón de la más vieja y noble sangre hidalga española. Los académicos de la RAE hacen heráldica castellana. Lamentable, pero es así. 

Mi interés por Cid venía por que estaba buscando cuáles de los apellidos españoles más comunes podían ser originarios de Castilla. Y haberlos hailos, pero no son demasiado frecuentes. Menos de lo que esperaba. Por ejemplo, Díaz, el apellido del Cid Campeador, es un apellido astur-lucense. Y hasta el nombre de Rodrigo es en realidad la versión recastellanizada de su verdadero nombre: Ruy, o sea Rui, que así se conserva en portugués. Ruy era su nombre real, con el que era conocido, aunque su latinizado fuese Roderico

A ver, que quede claro. Ruy Díaz de Vivar era, pues eso, de Vivar, actual provincia de Burgos. O sea, que fue un noble castellano del siglo XI. Nadie dice que fuera de Lugo. Pero tanto su nombre de pila como su apellido tenía un origen galaico-astur, que era entonces el centro político y cultural de la cristiandad hispana. 

En la entrada anterior identifiqué los primeros, si bien dudosos, apellidos castellanos: Martínez y Gómez, que son el 6º y el 10º más frecuentes en España (19,8 y 11,6 por mil).  


El probelma en ambos casos es similar, y es que aparecen frecuencias altas en varias provincias del norte: León y La Rioja en el caso de Martínez, Cantabria y Ourense en el caso de Gómez. 

Gomes es un apellido habitual en Portugal, y su expansión en España tira más al oeste que al este. Luego es más fácil que sea de origen galaico que castellano. Aún así, podría ser simplemente común a todos los reinos. 

Martines, en cambio, es un apellido raro raro en Portugal, y en España parece más extendido hacia el este. Así que apunta más a un origen castellano. La cosa, sin embargo, se complica con Martin. La antroponimia, que es la ciencia de los nombres y que usa ese nombre para diferenciarse de la heráldica, que son simples sacacuartos, pone siempre Martínez como ejemplo de nombre derivado de Martín-ez, o sea: hijo de Martín. Y ahí tenéis la distribución del nombre de Martín, es especialmente común en las provincias de Salamanca, Ávila y Segovia, las Extremaduras Leonesa y Castellana.


Es muy curioso, porque donde perdura el apellido Martín, apenas hay Martínez, y sumados Martín+Martínez, resulta que donde más abunda es en Ávila y Salamanca, superando frecuencias de nada menos que el 7 %. Lo siento, INEbase no me permite poner el mapa conjunto. En cualquier caso, la secuencia parece ser: 

1.- aparece el nombre/apellido Martín en las provincias transdurioenses leonesas y castellanas, 
2.- se extiende desde allí al norte del Duero como Martínez, 
3.- y más tarde hacia el sureste, pero ya acompañando a la reconquista castellana.

Una historia fascinante y muy relacionada con los sucesos que dieron a Castilla la hegemonía peninsular en detrimento de Galicia y Asturias-León. Otro día me entretendré en ello. Seguro. Pero ahora sigo. 

El primer apellido inequívocamente castellano es Ruíz, es el 12º apellido más común de España, con una frecuencia del 7,8 por mil. 

La distribución de apellido es clara, con un núcleo original al norte, entre Cantabria y Burgos, y otro al sur, en el que el apellido se extendió de mano de la conquista cristiana de Andalucía, liderada política y culturalmente por el reino de Castilla. Abajo, para comparar, señalo un mapa que muestra la expansión del castellano en la península durante la Edad Media. 


El siguiente de los apellidos castellanos es Gutierrez, ya en el puesto 20º en la lista de los más comunes de España, aunque parece haber quedado restringido al norte, justo entre Castilla y León.   


Sigue a Gutierrez el apellido Sanz, que en todas sus variantes: Sáez, Sáenz, Sáiz y Sáinz, sumaría unos 170.000 españoles (primer apellido) y estaría en el puesto 22º, con una frecuencia media en torno al 4 por mil. 


Y tras los Sanz, el siguiente apellido castellano más común en España es Ortega, en el puesto 32 (primer apellido). 

En el puesto 37 se encuentra el apellido Ortiz, con 100.832 españoles que lo tienen de primer apellido y unos 102.103 de segundo. 

 
La lista de apellidos sigue, claro; nada menos que 5.000 apellidos saca el listado de INebase, pero a partir del nº 38 ya con menos de cien mil españoles. Aquí lo dejo.

El listado de 5000 apellidos de INEbase (por provincias de nacimiento) suma 35,5 millones de españoles. Los datos son del Padrón y está actualizado a enero de 2012. 

13,5 millones de españoles tienen alguno de los 37 apellidos más comunes como primer apellido. Esto es uno de cada tres españoles (41,5 según el padrón, más casi seis millones de extranjeros residentes). Un 55 % de los españoles tiene uno de estos apellidos como primero o segundo. 

De los 37 más apellidos más comunes, pueden considerarse de origen castellano de pura cepa (núcleo central de Cantabria, Burgos, Álava, La Rioja y Soria) cinco: Ruíz, Gutierrez, Sanz en sus distintas variantes,  Ortega y Ortiz. 




viernes, 20 de diciembre de 2013

15.- Galicia carda la lana y Asturias lleva la fama

En Argentina y algún otro país de Sudamérica a los españoles se les llama gallegos, porque de Galicia procedía el grueso de los emigrantes españoles que recibieron en los siglos XIX y XX. 

Y los asturianos, que según el romancero popular son  primos hermanos (de los gallegos), dicen aquello de: España ye Asturies y el resto tierra conquistada. 

El caso es que aquel reino altomedieval de Asturias comprendía también Galicia y la actual provincia de León. Era, en cierto modo, una recreación de la Gallaecia romana, y de hecho Galicia/Gallaecia, presente en todos los mapamundis medievales, fue la única jurisdicción administrativa romana que sobrevivió al Imperio, y hasta hoy. Galicia es, como entidad administrativa, una reliquia histórica, una joya, la jurisdicción pública más antigua de la península, establecida como tarde por Augusto hacia el 25-15 a C., es decir  hace más de dos mil años. 

Mapamundi medieval T en O de 1086. Beato de Liebana. En: Burgo de Osma

Detalle del Mapamundi anterior mostrando la Gallaecia y su legendario Faro (de Hércules)
Lo que aquí voy a mostrar, gracias al INE y con la ayuda de ¡cómo no! Google Trends, es que todo lo anterior no solo es verdad, sino que es cierto, o sea, que es verificable. Y lo voy a hacer analizando la geografía provincial de los apellidos. Una nueva forma de reconstruir la genealogía a partir de la distribución estadística y geográfica de los apellidos.

¡Vamos allá!

Según INEbase, los diez apellidos más comunes de España son: 

La primera columna indica el número de españoles residentes que tienen ese apellido y el segundo es el porcentaje sobre el total.

Una aclaración: para mi comodidad y la de quien lee, a partir de ahora solo pondré el orden provincial y me ahorro los datos y el mapa del INE. Quien quiera ir al detalle, puede pasarse por la página del INEbase. Los valores son determinantes en las conclusiones, pero añadirlos aquí es un engorro.

Bueno, pues sigo. El apellido más común con diferencia, García, lo es sobre todo en las siguientes provincias:


Es conocido. El apellido más común y más extendido por España, García, procede de Asturias. García I fue  rey asturiano que trasladó la capital de su reino a León, empezando el siglo X. Y con él muchos otros Garcías comenzaron a poblar y repoblar aquella España conquistada

Lo que se olvida o se desconoce es que Galicia, Asturias y Lerón eran entonces una misma entidad política, y el nombre de reino de Asturias o León señalaba simplemente la posición de su corte regia, algo así como la sede social de una empresa de hoy en día, nada que ver con una capital en sentido moderno. 

Hago lo mismo para los diez apellidos y el resultado es el siguiente: 


Está claro. García sería un nombre más propio de la mitad oriental de este reino, o sea, Asturias y León, mientras que Fernández, Rodríguez, López y Pérez debían ser nombres más comunes en la parte occidental o gallega. 

La reconquista que partió de ese núcleo inicial galaico-astur-leonés o galaico, en sentido amplio, produjo la expansión de los nombres y apellidos comunes en aquella vieja Gallaecia romana por la península medieval. Por supuesto, otros muchos apellidos fueron incorporándose de las propias zonas conquistadas, pero como lo hicieron más tarde, su expansión fue, por lo general, menor. 

Hay que tener en cuenta además que no solo los hijos y descendientes tomaban los nombres de sus padres o ascendientes, muchas veces los siervos también lo hacían, y en origen, casi todos estos apellidos fueron nombres comunes, como hoy lo son Manolo o Juan, lo que facilitaba su expansión. Por ejemplo, el rey García I de León y muchos descendientes se llamaban -que no apellidaban- así: García. Solo pasando los siglos García se convirtió en apellido. 

Muchos nombres todavía conservan su doble característica de nombre y apellido, como Alonso o Martín, que además es uno de los siguientes cinco apellidos más comunes de España, el nº 9, en concreto:



Por lo general, que un apellido sea relativamente (estadísticamente quiero decir) más abundante en una zona nos indica que esa es probablemente su localidad de origen y el lugar desde donde se expandió. Que los apellidos más comunes en toda España sean relativamente más comunes en el NO de la península nos indica que esa fue la zona original de conquista y colonización del resto, lo que coincide con lo que sabemos de toda la vida de la Historia de España y lo que dicen los asturianos: Asturias ye España, el resto tierra conquistada. De aquella Asturias Galaica proceden los Garcías, Fernández, González, Rodríguez, López,  Pérez y tantos otros.

Así que esto es a lo que me refería. Con los García y lo del reino astur, Asturias se llevó la fama, pero la gran masa conquistadora fue gallega. Ya lo sabéis, millones de Fernández, González, Rodríguez, López y pérez del mundo: lleváis apellidos gallegos y puede que también sangre gallega en vuestras venas. ¡Formáis parte de una de las grandes diásporas de la historia occidental!

¡Galicia, granero de gentes!

Por lo que respecta a los otros, Sánchez y Martín parecen provenir de las provincias al sur del Duero:   Salamanca y Ávila; y Gómez y Martínez, aunque están más liados y necesitaría dedicarles una entrada en exclusiva para discutirlo, pudieran proceder de la zona más oriental del reino: Cantabria y La Rioja, ya en Castilla, en realidad. 

Para acabar sin enrollarme mucho en esta primera entrada de geografía genealógica, veis que señalé en rojo las provincias canarias, que aparecen junto a las gallegas. Esto se debe a una importante influencia gallega en aquellas islas, como siglos más tarde en América. La conexión de Galicia con  Canarias continua hoy, y allí se dirigen muchos gallegos para trabajar en la construcción, la pesca y la hostelería. 

Para terminar, presento los mapas de búsqueda relativa para cada uno de los apellidos en Google Trends. Hay que tener en cuenta que estos datos se organizan según una arquitectura de localidades propia de Google, y que los datos del INE son provinciales. A pesar de eso el acuerdo entre porcentaje de apellidos y búsquedas relativas de esos apellidos los resultados es sorprendentemente bueno, y constituye una prueba más de la excelente herramienta de estudio geográfico e histórico que es Google Trends.


Basta un vistazo para darse cuenta de dónde proceden los cinco apellidos más comunes de España: del NO peninsular. En el caso de López, la falta de unión entre  de pudiera sugerir un origen doble, o quizá una repoblación tardía, del siglo XVI-XVII.


Los cinco siguientes apellidos más comunes proceden de un área madre más amplia y sus rastros son algo más confusos, sobre todo los de Martínez y Gómez, que parecen venir de La Rioja y Cantabria, y posiblemente estén relacionados con la aparición de Castilla como nuevo reino cristiano. Sánchez y Martín se originan al sur del Duero leonés y Pérez es un apellido claramente gallego. 

PD.- Mucha gente cree que quizá en un futuro más o menos lejano será posible viajar al pasado. Esa gente no entiende qué es de verdad la Historia, el Pasado. No entienden qué el tiempo no pasa, que lo que hace es acumularse, sumarse, sedimentar. El pasado es el suelo que pisamos. Ahí lo tenéis, en Google Trends, una cosa nueva que rastrea millones de sucesos  instantáneos, fugaces, cambiantes. ¿Y qué surge de todo esto? Pues surge el rastro del pasado, un pasado de hace siglos que sigue presente con nosotros. El pasado es nuestro entorno, solo hay que saber mirar. 

jueves, 12 de diciembre de 2013

14.- España a la mesa III. Postres de Navidad

Hoy, gracias a Google Trends, construyo el mapa de postres típicos de Navidad.

Lo primero, que desde 2010 hay un crecimiento de las búsquedas relativas a postres de navidad. Supongo que forma parte de la fiebre cocinilla que asola España y me temo que el mundo. ¿Cosa de la crisis? Puede, pero quizá haya algo más.


El ritmo anual es claro, con  los picos en diciembre de mantecadas (rojo), polvorones (amarillo), mazapán (verde) y turrón (azul), y el pico del roscón de Reyes en enero (morado). Aunque el pico del roscón es más alto, en turrón es el único postre que mantiene un nivel de búsqueda, mínimo pero constante, a lo largo del año. El roscón también muestra un pequeño, casi inapreciable pico en Pascua, pues es típico regalarlo en estas fechas en algunos sitios, como: Galicia.


En cuanto a la distribución geográfica, encima la tenéis. Por lo que parece, las mantecadas son una típica de Andalucía; el mazapán barre en Toledo, y a mucha distancia le siguen Santander y Oviedo; por los polvorones se pirran en El Puerto, Cádiz, Oviedo y Sevilla; las capitales del roscón son Lugo, Tomares y Zaragoza, aunque salvo estas dos parece que es una cosa más del NO; y por último, la gran sorpresa, las ciudades que más buscan el turrón son Oviedo, Alicante, Xixón y Tomares. Lo de Alicante, hombre, no sorprende a nadie, pero lo de Oviedo y Xixón seguro que sí. Pero es que aunque allí lo hacen de forma artesanal algunas pastelerías, y mira, hay afición.  

jueves, 5 de diciembre de 2013

13.- Hoy, como ayer. El "Cuéntame" del fracaso escolar en España

Aprovecho que estos días anda la cosa revuelta con los resultados del informe PISA y el permanente fracaso de la educación en España, para contar lo siguiente: 

El déficit educativo de España no es nuevo, al contrario, es muy, muy viejo, lo arrastramos desde hace siglos. Es un déficit cultural.

Y como muchos intangibles culturales, tiene una proyección geográfica, es decir, puede ser representado en un mapa y el resultado lo conocemos bien: es la vieja historia de la España Norte y la España Sur, un gradiente sutil que organiza el país de norte a sur y se manifiesta en las cifras de paro, índice de población lectora, fracaso escolar y tantos otros parámetros.

Para comprobarlo, basta echar un vistazo a estos mapas, que tenía a mano. El primero organiza los datos provinciales de escolarización primaria según el Censo de 1900, y el segundo las medias de fracaso escolar en los años 2002 a 2008, un siglo después. Un vistazo muestra en ambos el mismo gradiente N-S.

Por si alguien duda, la correlación de los datos provinciales muestra una R2 de 0,41, más que buena teniendo en cuenta la lejanía de los parámetros comparados, los cambios demográficos y las serias limitaciones del Censo de 1900 (véase, por ejemplo, la excepción de Badajoz). Pero ahí está, la diferencia N-S salta la vista y la correlación  es estadísticamente significativa. 


Debo reconocer que los grises son algo confusos, y el gris que sigue al negro parece más claro que el que indica valores medios, pero en el mapa de fracaso escolar abajo está bien claro ese gradiente N-S. 


¿Y cuáles son las claves de esta herencia cultural?

Pues, lo primero, por encima de cualquier otra cosa, hay que reconocer, que, desde un punto de vista estadístico, la educación es un valor que se transmite de generación en generación dentro de las familias. Ahí no pintan nada ni los planes educativos ni ministerios ni gaitas: las familias, de padres a hijos. Esto es lo que explica que las diferencias norte-sur se mantengan a lo largo de los siglos. 

¿Y qué pasa con las escuelas? Bueno, pues ahí es donde juega el Estado. Esto explica el fracaso de España respecto del resto de Europa y del mundo. Y resulta que en el siglo XIX, y hasta hoy, el Estado español se hizo con la dirección de la educación pública, sobre todo de la universitaria, que estaba en manos de la Iglesia Católica, y la centralizó y transformó en una gran academia madrileña con sucursales en provincias para formar a sus propias élites burocráticas y asegurar sus privilegios: funcionarios (incluyendo notarios o registradores de la propiedad, como nuestro Marianico), abogados, procuradores, farmacéuticos, peritos de toda laya, cuerpos de ingenieros... es decir, colegios académico-profesionales ligados al Estado que controlaban y se repartían la actividad económica. ¿Os suena? 

Por cierto, el Estado español, interesado sólo en la cúspide del sistema: las universidades que entrenaban a sus élites funcionariales, dejó a la Iglesia Católica el gran pastel de la educación infantil, la masa popular que adoctrinar y a la que bastaba enseñarle las cuatro reglas. Fue un buen trato para ambos. El poder de la Iglesia Católica en la educación de los niños españoles sigue siendo hoy una cosa excepcional en Europa. Así nos va.