lunes, 26 de mayo de 2014

27. Resultados electorales del 25M, 1. El mapa del equilibrio entre el interés y la adhesión.

Siguiendo la tónica general de estas ocasiones, no me resisto a felicitarme por mis propios resultados, es decir, por las previsiones que hice ayer mismo sobre lo que pasaría en la jornada electoral basándome en las tendencias de búsqueda en Google

Aunque la pifié con el PP, al que le dí 6 millones y raspó cuatro, afiné bastante -con un poco de suerte, hay que decirlo- con Podemos, la sorpresa de la jornada. A los de Pablito Iglesias les auguré 1,5 millones de votos y sacaron 1,25. Algo peor me fue con el PSOE, al que auguré de 4 a 5 millones y sacó 3,6. 

Con todo, me aproximé bastante más que la media de las encuestas hechas por las empresas de demoscopia e incluso que el CIS. Para haber hecho las previsiones en un ratito, gratis, y con el único concurso de Google Trends, pues oyes, ¿no está mal, no?

Al final, el efecto Cañete no fue tal. Que hablen de uno aunque sea bien se demostró una mala manera de vender. Algo es algo. Lo que sí logró el efecto Cañete fue ocultar el hostiazo del PP, que fue semejante al del PSOE. Como tomé como referencia los supuestos seis millones de votos que anunciaba el elevado interés por las siglas PP, pues al final sobrevaloré todos los demás.

Ahora, con los resultados en la mano, lo más interesante es ver cómo fue la relación entre búsquedas en Google -lo que podemos entender como interés de compra o, al menos, curiosidad por el producto- y los votos, o sea, la compra real. 


Ahí está. El PSOE fue el partido que con menos búsquedas logró más votos. En cierto modo, es un valor seguro, un producto maduro y fiable, como IU. Al otro lado está Vox, un partido que despertó un enorme interés y que defraudó más que ningún otro. Sacó un cuarto de millón de votos y yo le dí medio millón, pero es que la efectividad de su marca fue justo la mitad que la de Podemos. 

Yo creo que falló el candidato. No se puede vender una alternativa al PP con gente de todalavida del PP. Pero alrededor de Vox revolotea una gran masa de posibles votantes y simples curiosos que teclean sus siglas. Si alguien quiere montar un partido de derechas, ahí hay filón. 

Como dije ayer, los nuevos partidos despiertan mucho más interés que adhesión, justo lo contrario que los viejos. Es imposible convertirse en un gran partido sin equilibrar ambas variables: interés y adhesión. En el gráfico siguiente muestro el camino.
Equo, Ciutadáns, UPyD e IU tienen gran efectividad de voto en relación al interés que despiertan en internet. Podemos y Vox despiertan mucho más interés que adhesión. Aquellos necesitan abrir su base electoral, ampliar sus propuestas y el mercado al que se dirigen (si quieren crecer, claro). Por el contrario, Vox y Podemos ganarían más fidelizando entre quienes ya se les acercan, ciñendo y afinando su guión en las propuestas actuales. 

Pero todo tiene sus riesgos, por ejemplo, el PP. Con el efecto Cañete, el PP se ha convertido en un partido mucho más volátil, menos fiable. Al dejar hablar a Cañete, al liberarlo del guión, Cañete metió la gamba y aumentó la volatilidad del aprtido sin añadir un voto. Por el contrario, con su empeño en el rigor, IU ha pasado las elecciones sin pena ni gloria y su tercer puesto y su aumento de escaños es una victoria pírrica, pues Podemos o Equo van comiendo en su terreno. 




  

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