jueves, 7 de junio de 2018

152. El verdadero objetivo político del gobierno de Pedro Sánchez (y cualquier gobierno en España)

Pedro Sánchez ya es presidente y por fin tiene gobierno, que ha sido un éxito de crítica y público. La verdad, lo ha hecho de cine; desgranando uno a uno la larga lista de ministras, ha mantenido durante tres días la atención del país, solapando cada nombramiento con el siguiente sin dar tiempo al personal a formarse una opinión. Tirando poco de la cantera, sobre todo de los consagrados, dejó con  el culo al aire a todos los 'analistas' que adelantaban este o aquel nombre. Como todos estos 'analistas' se equivocaron, todos contentos y pocas críticas. Encima, amplia mayoría de mujeres (no hay duda que sabe leer el momento; aprended indepes) y un astronauta para Ciencia, que no se yo, que peor que lo que teníamos no será, desde luego, y que a lo mejor hasta lo hace bien, pero que no veo sentido a esta euforia. Que Pedro Duque no es un cientítfico sino un usuario; avanzado, pero usuario. Vamos, que es como poner a un enfermo crónico o a un multitrasplantado de ministro de Sanidad.

Y comprobar lo contenta que está la gente y las ganas que tiene de que esto cambie de una vez me lleva a otra cosa, esto:

En el gráfico, del CIS, los índices de stuación y expectativas políticas desde 1996. En 2009 hubo un desacople que no se ha cerrado. La realidad política no acaba de colmar las expectativas. Y esta es la crisis. Por el medio hemos tenido el 15M, Podemos, el cambio de monarca, el procés, el hundimiento del PP, y la cosa sigue. Todos contentos con las altas expectativas del gobierno de PS, pero la «cosa» podría volverse en contra si las expectativas no se igualan a la realidad advertida.



Os digan lo que os digan, penséis lo que penséis, como presidente Pedro Sánchez sólo tiene un objetivo político que cumplir: cerrar la brecha política de expectativas y realidad abierta en 2009. Si lo consigue, tenemos presidente para tres legislaturas. Si no lo hace, «la cosa» se lo comerá.

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La verdad es que estos 'índices' son bastante básicos. Siemplemente se pregunta cómo ven la situación política (respondiendo qu muy bien, bien, regular, mal, o muy mal) hoy y dentro de un año, y se poderan las respuestas sobre una escala de 0 (muy mal) a100 (muy bien). Luego se calcula la media artimética. No hay más. Es increíble que el CIS repitiera esta chorrada desde 1996 mes a mes, pero lo hizo, y es más increíble aún lo que viene pasando a partir  de 2009. ¿Está claro, no? Las expectativas de la gente a un año vista, son sistemáticamente peores que la situación percibida, y esto con independencia de que la situación percibida mejore o empeore. Alucinante.

Hay muchísima tela en ese gráfico tan simple.

1.- Nos recuerda la importancia y el valor de las series largas de datos, por muy chorras que parezcan. Siempre acaban demostrando su valor. (Un punto en favor del conservadurismo.)

2.- En detalle, a pequeña escala, las expectativas parecen despegarse de la realidad en periodos de incertidumbre (elecciones de 2004 y 2008, o como el año 2016, incertidumbre en cuanto al gobierno).

3.- ¿Por qué mejoran y empeoran en paralelo expectativas y percepción política? Es como si realmente el diferencial entre percepción y expctativas fuese una variable en sí misma. Es decir, que no establecemos las expectativas como una mejora objetiva independiente de la situación percibida, sino relativamente, dicendo: independientemente de lo bien o mal que me encuentro, quiero mejorar más o menos rápido. La variable de las expectativas funcionarían como una integrada de la percepción. Lo que es la aceleración a la velocidad.

4.- Queda la duda de qué tiene que pasar para cerrar la brecha. ¿Cual es el cambio que esperamos? Si (2+3) es como supongo, lo que esperamos es un cambio acelerado, algo parecido a una revolución. Más que este cambio o este otro, necesitaríamos sentir que las cosas avanzan, muy, muy deprisa. ¿Un cambio de régimen? ¿Es la señal sociológica del agotamiento del R78?







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