viernes, 11 de octubre de 2019

169. Malas prácticas de la Universidad, 3. Privatización.

En esta última entrada sobre las malas prácticas en la Universidad voy con la privatización universitaria.



Así de entrada y sin más, la privatización no es -de suyo- una 'mala práctica', y aunque condenada por todos (los asistentes), mi impresión es que en realidad tan solo lamentaban perder la segura y privilegiada vida que ofrece la 'plaza funcionarial', en realidad sin considerar otro perjuicio para el sistema educativo público que el suyo propio (más corporativo que particular de los presentes). Fuera de ahí y sacando alguna que otra vaporosa generalización sobre la supuesta superioridad educativa, cultural, social o lo que sea de la enseñanza pública frente la privada, ni una palabra sobre cómo la universidad privada ofrece a los universitarios y a la sociedad en general una práctica más o menos corrupta que la pública. Y, sobre todo, lo que se obviaba era la evidencia general de que la propia universidad pública es el gran caballo de Troya de la privatización como extensión de su propia corrupción, malas prácticas, usos y costumbres. Y ahí voy.

Una ponencia especialmente relevante se quejaba del abuso de los profesores (de la pública) que usan en beneficio particular el membrete de 'Profesor de Universidad Tal' para vender informes particulares (a menudo poco o nada trabajados cuando no genuina basura) como 'informes técnicos', 'científicos', académicos' y, sobre todo, para simular con ello un apoyo institucional a las pretensiones de tal o cual cliente. En definitiva, lo que el cliente compra al profesor o cátedro de turno es el nombre y logo de la Universidad y su prestigio, que se torna en demérito para la propia Universidad. Y en resumen, la ponente denunciaba la falta de control, el bastardeo de la universidad e incluso el malbaratamiento del prestigio universitario en parco beneficio particular, respaldando el nombre de la Universidad todo tipo de cutreces, todo lo cual es cierto, pero en realidad no es nuevo.

Todo esto de usar la institución, su nombre, su autoridad y prestigio, sus recursos materiales (instalaciones, laboratorios, equipos) y humanos (estudiantes, tesinandos, doctorandos, precarios, oponitandos o interinos), o inmateriales (marca, prestigio, crédito..) para beneficio propio es tradición genuina y parte de la concepción personalista de la Administración, en la que el funcionario 'encarna' la institución de la que es miembro corporativo, y hace un uso privado no muy diferente del de tantos otros (técnicos comerciales, jueces, inspectores, abogados del Estado, etc) que por distintas vías más o menos establecidas obtienen réditos directos o indirectos -pero muy particulares- del poder, prestigio e influencia de su función administrativa, hasta llegar al extremo de los notarios o registradores públicos, que cuales feudatarios públicos mantienen reconocido y legalizado el total y personalísimo usufructo privado de la función pública. (Por no hablar de tener un monarca intocable y fuera de la Ley, anacronismo que nos está llevando a la ruina absoluta).

Bien, este es el problema al que la Universidad se enfrenta y que no es otro que el de todas las AAPP españolas: desligar al funcionario de su función y liberar la administración, abrilrla a toda la sociedad, convertirla en un servicio público de verdad, democrático, sujeto a control externo, o bien... privatizarla.

La privatización es una salida lógica -aunque mala- al conflicto público entre los administrados incapacitados y unos administradores encastrados en sus privilegios. Claro, en este conflicto el conjunto de los administrados y buena parte de los administradores saldrán malparados, pero, ¿qué le importa ya eso a los administrados? ¿Que los profesores de universidad se precarizan y se van a la calle? ¡Pues como cualquiera! Extraña tanto que unos no vean los perjuicios de la privatización como que otros ignoren los sobrados motivos para el hartazgo y la indiferencia. Porque por supuesto, no son los administrados sino un selecto grupo de listos, listillos y aprovechados administradores los que se está haciendo con la propiedad de las Universidades, de eso no hay duda. Lo malo es que sólo los administrados ven esto último: que son los propios administradores de la universidad quienes impulsan la privatización en una guerra a muerte por mantener y aumentar como sea el coto privado. Por que, vamos a ver, ¿quiénes administran las universidades privadas, quiénes impulsan fundaciones, chiringuitos público-privados, escuelas, academias, másteres, institutos de investigación, etc, etc? ¿Quiénes sino los instalados piden nuevas titulaciones y exigen mayores evaluaciones administrativas minusvalorando las viejas en una guerra eterna por colocar a sus rebaños y mantener o adquirir poder dentro del entramado administrativo? ¿Quienes se sacan de la manga que tienes que sacar un título de piloto de dron para volar el dron que tú mismo construiste, o una nueva habilitación de 'ingeniero informático', dejando con el culo al aire a programadores con 20 años de experiencia? ¿Quién se inventa el título de 'guía turístico oficial' y obliga a cursar un año a un licenciado en Historia del Arte o arqueólogo para poder explicar una iglesia románica a turistas y ganarse la vida? ¿Y quién se pone a estudiar pilotaje de drones y márketing turístico para preparar las clases que va a dar el semestre siguiente y se queda tan ancho? ¿Acaso la universidad no es la privatización del saber público? Pues eso.


PD.- supongo que alguno habréis notado que las gráficas son mero decorado. Últimamente el discurso se me está quedando escaso de número... prometo corregir...

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