miércoles, 18 de marzo de 2015

55. Geografías del alma. Pollyanna en Hispanoamérica

Hace solo unas semanas salía una muy interesante noticia de un estudio lingúístico según el cual el español/castellano era el idioma más feliz de la Tierra. Bueno, o al menos el más feliz de diez de los idiomas más hablados.

Muy bien. Aunque no sé si es para felicitarnos porque lo que yo veo en la calle son unas malas caras que dan miedo. Como vayas sonriendo por es posible que te detengan por escándalo público. Y lo que se oye es casi peor.... Puede que el castellano sea el idioma más feliz pero desde luego no debe ser el mejor utilizado. Mira, a lo mejor es como eso que dicen del cerebro, que solo usamos el diez por ciento...

Bueno, el caso es que la noticia sirvió para que retomara un proyectito que tenía pendiente, que viene a ser el estudio de los bionimos lingüisticos más comunes, como si/no, o bien/mal, en Google  Trends. Empecé por aquí: bien-mal y bueno/a-malo/a. Los resultados son son muy curiosos, porque, para mi sorpresa, aparentemente el bien y el mal nos hablan de política, quizá de moral, y en absoluto de economía. 

Vamos allá.

1.- Para evitar las trampas lingüisticas me limité al castellano.

2.- Como los datos de Google son nacionales y cada serie de datos puede considerarse un caso, usé los resultados de las búsquedas en13 países hispanohablantes: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, US, Venezuela. Con 13 casos ya puedo tener conclusiones estadísticas.

3.- Empecé con los adverbios bien/mal pero pronto añadí a la búsqueda los adjetivos bueno+buena malo+mala, con resultados inesperados.

Este es el resumen de búsquedas relativas por países:


Y ahora, el análisis:

1.- Como asegura la hipótesis Pollyana, en general los términos positivos bien y bueno/a son más usados que mal y malo/a, aunque conviene notar que:

  1. Hay diferencias notables entre países y hay cambios notables en el tiempo. Me temo que para evaluar la hipótesis Pollyana entre idiomas habría que discriminar primero entre sociedades o países. Por ejemplo, el estudio al que me referí antes se hizo en México.
  2. Son las búsquedas de bueno/a frente a malo/a lo que marca la diferencia (2,3 a 1). Las búsquedas de mal y bien están casi equilibradas (1,07 a 1). 
  3. España, como me temía, es comparativamente de lo más triste del entorno.

2.- De 2004 a 2015 hay un aumento general en las búsquedas de bien, mal, bueno/a, malo/a en todos los países. En el gráfico de abajo, el ejemplo de México.



3.- Hay una correlación lineal entre las búsquedas totales por países de bueno/bien y las de malo/mal, (a la izquierda todos; a la derecha, correlación sin US, Perú, Bolivia ni Venezuela). Cuanto pensamos en algo bueno pensamos que está bien de una manera parecida (por eso correlaciona) pero no igual a cuando pensamos en algo malo que algo está mal.


4.- Pero la relación de búsquedas entre bueno/malo y bien/mal es independiente.

Esto es muy interesante, pues indica que el bien (o lo bueno) y el mal (o lo malo) son conceptos que usamos de forma independiente. Y esta independencia conceptual se refleja en diferencias circunstanciales pero claras entre países.


5.- Es importante entender que las diferencias son, com o dije: circunstanciales, es decir, cambiantes, erráticas, dependientes del devenir, históricas por tanto.

Entenderemos mejor a qué me refiero con circunstancial al ver la evolución histórica de búsquedas en el grupo formado por Bolivia, Perú y Venezuela, cuyas circunstancias históricas se manifiestan en esas enormes jorobas de búsquedas de bueno/a que se inician en 2005, primero en Venezuela, enseguida en Perú y ya terminando el año en Bolivia.


Una gran joroba similar, aunque más tardía, iniciada en febrero de 2008, se destaca como circunstancia característica de Colombia. En cambio, en México la circunstancia es la estabilidad.


Pero en ninguno del resto de los países. En este grupo, por el contrario, Argentina, Uruguay y Paraguay iniciaron una joroba de búsquedas de malo/a en 2012. Chile también tuvo la suya en 2007 e incluso España, en 2004.


La hipótesis Pollyanna nos dice que proyectamos en el lenguaje nuestro optimismo antropológico. Si eso es cierto, y parece que lo es, Google guarda el registro de ese optimismo, pero también de sus altas y sus bajas, de su proceder. Y del pesimismo, que sería independiente de aquél.

Es lo que tiene leer en Google Treds, es como hacerlo en la mente de Dios, directamente en el cerebro social. ¿Existe tal cosa? Mucho me temo.

Habrá, por supuesto, más. Circunstancias y detalles.


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