(Acabo de encontrar esta entrada pendiente de publicar desde 2018. Ya no sé qué mas pensaba añadir, pero a estas alturas la saco casi tal cual)
La primera mención de neoliberalismo de la que tengo noticia procede de Bélgica y hace referencia a les Jeunex Libéraux, que no era otra cosa que una generación de liberales jóvenes de mediados del siglo XIX en disputa con sus mayores del Partido Liberal belga.
Lo de Neoliberalismo aparece en el título de un panfleto de 27 páginas y bastante mala leche firmado por Robin Verteuse (seudónimo de Ernest Bouvier, nota 162), tiene carácter despectivo y centra su atención en Françoise Haeck, que en 1857 encabezó una propuesta para extender a toda la organización del Partido Liberal la discusión de las políticas a seguir, reducida en la práctica a elegir a los candidatos que debían representarlo. Bouvier, que por su puesto era un vieux libéral, usó neolibéral y neolibéraux para desacreditar a Haeck y sus compañeros en tanto que pseudo-liberales.
Para lo que nos importa, estos primeros neoliberales belgas se caracterizaban por su alineamiento con la clase obrera y su anticlericalismo, por defender la instrucción primaria obligatoria, gratuita y laica, por su interés por la causa flamenca y por extender las prácticas de la democracia directa a toda la población para controlar al gobierno. Haeck mismo es recordado como un defensor de los falansterios (aquí, pg 4). y de modo singular por su plan para abrir en Bélgica una red de oficinas bancarias públicas dependientes de un banco central emisor que facilitara la extensión del crédito a todas las provincias y cantones de Bélgica, crédito que estaría respaldado por los inmuebles y tierras de los propietarios urbanos y rurales. Todavía en 1899 podemos encontrar la etiqueta de neoliberal dedicada al químico belga y magnate de industria Ernest Solvay en el volumen 24 de la Revue internationale du socialisme rationnel.
Ya en 1859 y a lo largo de las siguientes décadas, aparecen muy esporádicas menciones a Neoliberalismus en alemán, generalmente para referirse de forma crítica a diferentes derivas políticas del liberalismo, en general, de carácter radical y contrarias al liberalismo conservador o incluso al catolicismo y otros tradicionalismos.
Así pues, el sentido inicial de neo-liberal parece haber sido precisamente el contrario al actual, de un neo-liberalismo democrático. Lo que no cambia es el uso despectivo -con significado de fraudulento o incluso traidor- del prefijo neo-.
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