lunes, 2 de agosto de 2021

187. Colapso de la URSS y Estado de Bienestar. El Camelot Obrero.

    Circula un mito histórico entre la izquierda nostálgico-obrerista que liga el final del Estado del bienestar a la desaparición de la URSS. (por ejemplo, este señor) Da igual que el desmontaje del Welfare State respondiese a la profunda crisis del sistema económico de pos-guerra mundial que antecedió un par de décadas a la desmembración de la URSS, da igual que esa misma crisis -la de los 70s- fuera a la postre la que provocó el colapso de la URSS, da igual que las bestias negras del Estado del bienestar -M. Thatcher  y R. Reagan- gobernasen en los 80s (1979-1990 M. Thatcher; 1981-1989 Reagan) y dejasen el poder justo en los años del colapso de la URSS (1988-1991). Da igual todo porque, como bien explicaron los estructuralistas, la congruencia del mito no descansa en su lírica sino en su música, no le importa tanto hilvanar razonadamente una secuencia de sucesos y procesos históricos como expresar vivamente los elementos sensibles de esa experiencia histórica. Así es como el fin de la URSS adquiere una posición central en mito en tanto que representación ideal de la propia sociedad obrerista -con su uniformidad obrero/militar, incluso sus culturas litúrgicas, su corpus ideológico, sus celebraciones del primero de mayo,etc.-, tomando indistintamente valor de causa como de efecto.

    Así que al mito le da igual que la URSS y Occidente se enfrentaran hacia 1970 al mismo desafío histórico de reconducir el pacto de progreso material y seguridad vital hecho con la generación que luchó en la Guerra Mundial, colapsando la URSS en el intento mientras Occidente evitaba su propio horizonte Mad-Max. La nostalgia obrerista centra la historia en si misma  y re-interpreta la Guerra Fría como una competición entre la URSS y Occidente por asegurar la fidelidad de los trabajadores redefiniendo la Estrategia de la Disuasión hacia un objetivo interno: desalentar a las masas obreras de seguir el ejemplo soviético y tomar el poder de un modo revolucionario. De esta forma el mito logra identificar plenamente su ámbito espacio-temporal, histórico y geográfico: los treinta gloriosos en Occidente, el Camelot obrerista. 

    Este es el mito -parte del mito, en realidad, pues hay también un correlato nostálgico capitalista por esta supuesta Edad de Oro- y lo que me interesaba ver era como evolucionó el uso de los diferentes conceptos sobre los que se construye en relación a las fechas históricas.

    Empiezo por la perecepción de la URSS como 'Imperio', antes y después de su colapso (en inglés américano y británico, español, francés e italiano). Por supuesto, nadie predijo ni por asomo el colapso de la URSS, pero es curioso como la idea de 'Imperio soviético' sí pareció crecer con las dificultades advertidas en la URSS, anticipando en cierta forma al colapso.. o al menos un estado de crisis o debilidad que alcanza su mínimo hacia 1973.






(Y visto esto, pues claro, no me resistí a comprobar como iba lo del imperio americano, que curiossamente se percibe mucho más débil dentro que fuera de los USA. Aquí lo dejo...)






    Pero tras el (necesario) paréntesis, la obligada conclusión: ¿qué sostiene la relación entre guerra fríaestado del bienestar? pues la memoria vivida sobre la que se contruye el mito y que Ngram recoge (Por orden de aparicción Ngram en american englishbritish englishspanishfrench e italian).. 





    El welfare state tuvo un acontecer paralelo al de cold war en USA y extremadamente coincidente en UK, y de hecho el paralelismo continuó vivo en la memoria británica -algo menos en USA- tras la caída de la URSS. Y lo más curioso es que esta reconstrucción memorística sucedió también en Italia, donde el discurso del Stato Social no llegó hasta los 50s (antes la misma locución designaba otro tipo de cosas, más bien referidas a la dimensión social del individuo), o en Francia, donde el Etat-Providence no parece haber sido cuestión hasta ¡la década de los 80s, justo cuando era puesto en cuestión! O España, donde nada parecía existía ni se le esperaba hasta el cambio de régimen. 

    El mito no es fiel a la Historia -que tiene sus propios objetivos y técnicas- sino a la memoria, que es, ante todo, una vivencia. Por eso el discurso mítico funciona si permite reconstruir la experiencia vivida. Es en este sentido la experiencia del Camelot Obrero, la guerra fría del bienestar occidental contra el paraíso comunista puede responder a una verdad, pero no es una verdad histórica.




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