En España comer es importante, eso nadie lo discute. Y en España disfrutamos todavía de unas diferencias regionales en lo que se come y cómo se come que a nadie molestan ni discriminan. Ni el más recalcitrante españolista de UPyD llegaría a protestar porque yo declare que la empanada gallega es un hecho diferencial, o que el fenotipo del mejillón de ría lo hace superior. Ante estas realidades de la vida, a un valenciano le basta con decir, vale pero para comer paella, o te vienes a Levante o comes arroz de rancho; un manchego menta el queso; uno de Huelva el jamón y la mojama; y un madrileño... bueno, pues que de allí te puedes ir en AVE a cualquier sitio a comer lo que quieras en menos de cuatro horas.
Lo que gracias a Google Trends voy a hacer es trazar el mapa general de las Españas gastronómicas con las formas de cocina básicas: estofado (azul), guisado+guiso (rojo), cocido (amarillo) y frito (verde). Y los resultados están a la vista.
El interés por la cocina no ha dejado de subir, como demuestra el éxito de los programas de TVs. También es evidente el ciclo anual de interés por los guisos, estofados y sobre todo cocidos en invierno, con el pequeño bache de las navidades. El frito, en cambio, muestra un pequeño repunte en agosto, pero no un ciclo anual.
Por lo que respecta a la distribución geográfica por ciudades, Málaga, Palma de Mallorca y Barcelona encabezan el ranking del estofado y A Coruña, León y Vigo el del guisado+guiso. Vigo, Santander y Santiago de Compostela copan el podio del cocido, y Palma de Mallorca, El Puerto de Santa María y Cádiz del del frito.
Otra vez, la España mediterránea y la atlántica enfrentadas, pero esta vez en la mesa.
(Ah! y esta vez gana la atlántica, gracias al invernal cocido, qué rico!).
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