martes, 25 de mayo de 2021

185. Colpasismo y otras escatologías, I

Hoy solo quiero dejar un apunte sobre la aparición del concepto de 'colapso' en el vocabulario del inglés británico y americano) en la primera mitad del XIX y en francés, español, alemán e italiano en su segunda mitad.







La generalización de 'colapso' en las diferentes lenguas europeas viene de su apliacación a una creciente variedad de usos con diferentes ámbitos y, sobre todo, escalas. Así tenemos colapsos de taludes, de edificios o de puentes, de calderas volcánicas, pero también del sistema cardiaco de una persona, de su sistema inmunológico o todo el sistema sanitario, puede colapsar una red de comunicaciones, el sistema bancario, la economía de un país o incluso una civilización, sin olvidarnos de los ecosistemas y el clima en la Tierra, claro. La variedad de aplicaciones es amplísima, pero también está clarísimo en Ngram que el término tiene una carga histórico-política que eleva su uso en momentos de criris como la guerras mundiales o el fin del Imperio soviético. 

Así que el colapso es una especie de muerte, de final, de Apocalipsis incluso, pero lo interesante es que es una nueva forma de aproximación a este final, hasta cuando se revela a una escala civilizatoria o planetaria. 




El uso de colapso y sus variantes surge en plena revolución industrial y nos aproxima a la catástrofe, la muerte y los finales de un modo científico-técnico, un tanto mecánico en tanto define e identifica esos finales conforme a unos parámetros medibles y generalizables. 


Lo curioso es cómo la idea del colapso surge en un mundo industrial que abandona la escatología cristiana, apocalíptica y trascendente, para asumir los finales ya no como pérdidas ontológicas, inteligibles solo en tanto su significado de pérdida cósmica, absoluta, y las relativiza a una pérdida cualitativa, incluso a un mero proceso. Y mi atención e interés van por aquí, por el significado funcional de este renovado interés por los colapsos y el fin del mundo, de la civilización occidental o del capitalismo -según la preferencia del consumidor-. El actual colapsismo viene a renocar el interés por el apocalipsis, pero la sustitución de términos implica también un cambio en el concepto, en cierto modo desdramatizado y un tanto banalizado, mundaizado. El colapso es un apocalipsis manejable, incluso comercial.  











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