Bueno, pues respondiendo a mis dudas, el regreso de los Gilets Jaunes en septiembre no llegó ni a fin de mes; pinchó la cuarta semana y Macron vuelve a ser el dueño indiscutible de Francia.
Si vemos lo ocurrido en el último año, el interés por el movimiento en tuiter adquiere este aspecto:
Un aspecto que no es muy distinto por ejemplo, del interés por el 15M o los indignados de mayo de 2011 a mayo de 2012:
O que el interés por la independencia o el independentismo entre agosto de 2017 y 2018:
El patrón es muy similar en todas ellas, y la duración del 'evento de interés' no pasa de tres meses, quedando luego muy disminuido el número de búsquedas y, lo que es más importante, aparentemente quemado el concepto, que ya no vuelve a servir como motivo o consigna.
Por supuesto, esos tres meses pueden entenderse como el tiempo en el que la gente asimila la novedad y se posiciona, la integra en sus vidas, la normaliza y ya no tiene necesidad de hacer más búsquedas sobre ella, lo que no quiera decir que siga operando. Por ejemplo, las búsquedas de 'crisis' formaron un evento de 18 meses, de febrero de 2008 a julio de 2009, mientras que la crisis, por supuesto, siguió aunque la gente se cansara de buscar sus razones en Google.
De cualquier modo la cuestión es interesante por aquello de las 'ventanas de oportunidad', sobre las que hice una pequeña entrada a propósito de los G-J y su relación con los estados de insatisfacción (económica o política), sobre lo que también hice una entradilla hace algo más de un año y que, en definitiva, son la sustancia misma de la crisis.
En resumen: tenemos una crisis de fondo, que se expresa a través de sucesivos (e independientes) eventos económicos o políticos, pero que se mide en la disociación entre expectativas y realidad percibida.
No reconstruiré aquí la historia de la crisis que arrastramos desde 2008 ni hablaré de cómo llegamos a esos estados de insatisfacción (algo hay en este hilo de tuiter). La cuestión práctica es que las 'ventanas de oportunidad' que saltan y se abren son las formas sociales de afrontar esa insatisfacción general. La resolución de las crisis requieren una expresión y un discurso, que por supuesto se agota pronto y que debe ser reelaborado. cada una de estas reelaboraciones se constituye como una 'ventana de oportunidad'. La razón profunda de este agotamiento entiendo que es la limitada capacidad de expresión de esos eventos para incidir en la diversidad de causas y formas de la insatisfacción. Pero lo que ofrece el evento (ventana) es una posibilidad (oportunidad) de cambio en la situación tanto como en las expectativas, y estas expectativas son un estado perceptivo (emocional e intelectual, todo-uno) que unifica y da sentido a las sucesivos eventos.
Las elecciones funcionan también como ventanas de oportunidad, pero son eventos programados, previsibles, tecnificados, y que por tanto estabilizadores del sistema. Son por tanto una vía ya no solo democrática (que sí), sino civilizatoria y técnocrática de adaptación y estabilidad a largo plazo, (y aquí, supongo que lo veis, hay mucha tela q cortar).
Bien, no diré más que siempre hay y habrá eventos fuera de las elecciones. No todo es previsible. Pero cuando las elecciones se repiten sin que el resultado aporte estabilidad alguna es que: ATENCIÓN!!! tenemos un FALLO SISTÉMICO!!!
Y para rematar, atentos al último gráfico. Estamos a punto de acabar el gran periodo de insatisfacción económica iniciado en 2008. ¿Significa que los probleas económicos terminaron? Pues no, para nada, pero quizá la gente ya se ha hecho a la idea de la precariedad. Sea como sea lo que quiero señalar es que la insatisfacción política se resiste a menguar, y la insatisfacción es muy contagiosa. A largo plazo, in/satisfacción política y economía tienen que ir a la par. Y aquí lo dejo..
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